lunes, 5 de agosto de 2013

Obra maestra en trapo sucio

   A un artista lo acusaron una vez falsamente de un delito y lo metieron a la cárcel. Aunque se le permitió llevar sus pinceles y sus pinturas, no tenía forma de obtener un lienzo.

 
Un día, desesperado, pidió a un guardia algo sobre lo cual pudiera pintar. De manera indiferente, el hombre recogió un viejo pañuelo sucio y se lo tiró diciendo: “Ahí tienes, a ver lo que puedes hacer con ese trapo sucio.”

   El artista, que era cristiano, pintó sobre el pañuelo lo que creía era el rostro de Jesús. Después de haber trabajado mucho tiempo diligentemente en la pintura, pensó que primero se la enseñaría al hombre que le dio el trapo sucio para que lo usara como lienzo. Cuando el guardia vio la hermosa imagen, su corazón se conmovió y se le llenaron los ojos de lágrimas. Posteriormente, la pintura se hizo famosa.

   
Si un hombre puede tomar un trapo viejo sucio y hacerlo resplandecer con tal encanto que un guardia sin delicadeza e indiferente de una prisión se conmueva hasta llorar, imagínate lo que el Artista Maestro puede hacer con nuestra vida si le dejamos que haga lo que quiera.

    En nuestra maldad, no somos más que “trapos sucios” desprovistos de belleza espiritual. Sin embargo, el poder del Espíritu Santo de Dios puede cambiarnos y hacer de nosotros una obra maestra de la gracia divina.

   Hace unos cuantos años atrás escuche una canción que decía más o menos así: “Algo hermoso, hizo el Señor. Todo lo que traje a él, fueron ruinas y dolor… pero el hizo algo hermoso en mi ser.”  Si aún no lo has hecho te invito que ahí donde te encuentres puedas abrir tu corazón e invitar al Maestro que tome el control de tu vida; ¡Él hará algo hermoso! Aún hay tiempo….

Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Is.1:18


jueves, 1 de agosto de 2013

Cortando el jamón

  Un esposo recién casado miraba curiosamente como su esposa preparaba un jamón para ponerlo en el horno. Antes de ponerlo a cocinar, ella tomó un cuchillo y cuidadosamente le quitó ambos extremos del jamón. Y le preguntó el esposo, que por qué hizo eso. “Yo no soy un experto en cocinar jamones, pero yo no pienso que cortar los extremos del jamón antes de cocinarlo sea correcto.”


   La esposa contestó, “bueno pues, yo realmente no lo sé. Yo nunca cociné un jamón antes de casarme, pero esta es la manera mi madre siempre lo hizo”.
Su curiosidad entonces se despertó, y ella telefoneó a su madre y le preguntó por qué ella siempre cortaba ambos extremos de un jamón antes de cocinarlo.
“Ahora que lo mencionas, yo no lo sé, dijo la madre”, su madre contestó. “Eso es simplemente la manera en que tu abuela siempre lo hizo”.


  Determinados a desenredar este misterio, la joven esposa telefoneó entonces a la abuela y le preguntó él por qué ella siempre cortaba los extremos del jamón antes de cocinarlo. Y su abuela dijo, “el primer horno que nosotros poseímos no era grande bastante para poner un jamón entero, así que yo tenía que cortar los extremos para hacerlo. Y ¡Después de eso, yo supongo que simplemente se volvió un hábito!”

    ¿Ves? Ése es tradicionalismo. Cuando nosotros hacemos cualquier cosa que nosotros hacemos sin saber por qué realmente nosotros lo hacemos, pero sin embargo continuamos a hacerlo porque ésa es la manera en que nosotros ¡siempre lo hemos hecho!

    ¿Cuántos “siempre lo he hecho así” hay en tu vida y no sabes porque lo haces?
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas. 2 Cor.5:17


miércoles, 31 de julio de 2013

Sin excusas

  Tres días después de permanecer en un patio policial en Bogotá Colombia, el burro detenido como sospechoso en un accidente vial salió libre, pero sólo una vez que su dueño pagó una fianza.


   “Quiero agradecerle a todos los que me apoyaron”, dijo emocionado Nelson González, dueño del burro Pacho, La policía detuvo a Pacho en la ciudad nororiental de Arauca, luego de que una motocicleta se estrellara en una calle el domingo en la tarde contra la carreta que era tirada por el asno.

  Pero González insistió que el animal no tenía la culpa, ya que el conductor de la moto lo chocó por detrás. Los investigadores ordenaron la libertad de Pacho, después de decidir que no tenía ningún fin tenerlo detenido. El burro regresó temprano a casa el miércoles, luego de que su dueño pagará nueve mil pesos (unos cuatro dólares), para cubrir los costos incurridos en el patio del recinto policial, González caminó cada día para alimentar a Pacho. El motociclista por su parte permanece en el hospital donde se recupera de heridas graves.

  Un accidente de tránsito muy peculiar, los protagonistas el motociclista y el burro, uno en el hospital con custodia policíaca y el burro detenido en el patio de la policía, Nelson siempre lo dijo, mi burro no tuvo la culpa y las autoridades finalmente lo reconocieron, “no tiene caso que el burro siga detenido

  Cuando las cosas nos salen mal los humanos siempre buscamos culpables y si no hay nadie más, hasta el burro hay que detenerlo, que responda por los desperfectos y los platos rotos; ¡por que seremos tan ciegos, porque actuaremos tan necia y tercamente!

  Hoy quiero olvidar el protocolo y las palabras bonitas para suavizar el mensaje, directamente quiero decirle que no hay más burros culpables, que el desastre en su vida y familia tiene en usted al actor principal, que ya es hora de tener el valor y enfrentar la realidad, por que seguir culpando a la pareja, a los hijos, a los padres y hermanos. Somos nosotros los que la regamos, los que nos equivocamos, ¡por Dios, es ya hora de reconocerlo!


  “De nada sirve que al burro lo metan a la cárcel, si nosotros seguimos libres, seguiremos ocasionando accidentes” El barco de su vida no se compondrá hasta que usted cambie, hasta que tenga la humildad de reconocer sus errores y buscar enmendarlos, hasta que con sinceridad se acerque a Dios dispuesto a ser transformado.

"Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." Ro.5:8

viernes, 26 de julio de 2013

VOLVER A EMPEZAR

   
Por diez años Tomás Edison intentó construir una batería de almacenaje de cargas eléctricas. Sus esfuerzos, estrangularon en gran medida sus finanzas. En Diciembre de 1914, una combustión espontánea en su estudio casi lo llevó a la ruina.

   En minutos todos los compuestos empacados para discos o cintas y otras sustancias inflamables ardieron en llamas. Aunque los departamentos de bomberos vinieron de ocho pueblos circundantes, el intenso calor y la poca presión de agua provocaron que fuera inútil extinguir las llamas. Todo quedó destruido.
El daño excedía a los dos millones de dólares, los edificios de cemento que se consideraban construidos a prueba de fuego, estaban asegurados apenas por la décima parte de esa cantidad.

   Charles, el hijo del inventor, buscó con desesperación a su padre, temeroso de que su espíritu resultara dañado. Finalmente lo encontró contemplando con serenidad el fuego, su rostro resplandecía mientras reflexionaba. “Mi corazón se dolía por él”, decía Charles. “Él tenía sesenta años, ya no era un joven y todo ardía en llamas.”

   En la mañana siguiente, Edison contemplo las ruinas y exclamó: “Hay algo valioso con el desastre. Se quemaron todos nuestros errores.   Gracias a Dios podemos comenzar de nuevo.”

"Tres semanas después del incendio, Edison se las ingenió para inventar el primer fonógrafo."



martes, 23 de julio de 2013

Perseverar trae resultados!

    
En una ocasión en la carrera de los 100 mts. con obstáculos de las olimpiadas de 1980, salieron los 8 competidores. El número 5 tiró el primer obstáculo, luego el segundo y el tercero; su desesperación fue tanta que no pudo saltar totalmente el cuarto y tropezó con él, cayendo pesadamente.

   Desde el suelo vio a los demás alejarse, sin embargo se puso en pie y continuó la carrera; se dio cuenta de que su rodilla sangraba y que su pierna no tenía la fuerza necesaria por el golpe, pero aún continuó; tropezando más adelante con otro obstáculo y cayendo nuevamente.

   En ese punto ya los otros competidores habían pasado la meta y los que
estaban alrededor de la pista le decían que saliera de la pista pues estaba sangrando y de todas formas ya no iba a ganar la carrera, pero este atleta no les hizo caso, se levantó y siguió adelante, su objetivo era llegar a la meta, y lo iba a lograr sin importar lo que pasara.

   La gente en las graderías estaba atónita al ver la persistencia de aquel hombre. Finalmente llegó al final de la pista, en ese momento todo el estadio olímpico se puso de pie, y estalló en una ovación al hombre que había demostrado que era lo más importante en una carrera...

PERSEVERAR HASTA EL FINAL SIN IMPORTAR LOS TROPIEZOS!

1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, 2  puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; quien por el gozo que tenía por delante sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.” Heb.12:1-2


Fuente: Selah

lunes, 22 de julio de 2013

Dos amigos...

   Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

  
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomo un estilete y escribió en una roca: HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA.

   Intrigado, el amigo pregunto: ¿Por que después que te lastime, escribiste en la arena y ahora escribes en una roca?


   Sonriendo, el otro amigo respondió: Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargaran de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.

viernes, 19 de julio de 2013

Navegando a puerto Seguro!


  
Se cuenta que una noche navegaba por el mar un barco. De pronto, recibe por radio la indicación de apagar las luces y seguir una luz más potente, que le señalaba otro rumbo. El capitán no quiso hacerle caso.
    Siguió su ruta. Pero volvió a oír el llamado, una y otra vez... finalmente, discutieron. Él dijo: - Yo soy el capitán del barco y el barco irá por donde yo decido. Entonces, recibió ésta respuesta: Si usted es el capitán del barco, le digo que yo soy el guardián del faro. Y le digo que, si continúa en ese rumbo, se estrellará contra unos arrecifes. Ahora, siga la luz del faro, que lo conducirá a salvo.

 
¿Qué crees que hizo el capitán? Se calló la boca, y obedientemente siguió al que lo guió a puerto seguro.

   Nuestras vidas son como barquitos en el mar de la vida.  Cada uno es el capitán de su barco, y lo va llevando como mejor le parece. Algunos eligen bien,  otros más o menos, otros hacen elecciones que hacen que su barquito se estrelle contra las drogas, el alcohol, las enemistades...

  ¿Cómo podemos estar seguros de no naufragar? ¿Cómo podemos estar seguros de llegar a buen puerto?
 ¡ABANDONANDO EL MANDO! Como ese capitán se dejó guiar por el vigía del faro, podemos dejarnos guiar por la Palabra de Dios.   


“Jesús le dijo: Yo soy el camino,  y la verdad,  y la vida;  nadie viene al Padre,  sino por mí.” S.Jn.14:6