A un artista lo acusaron una vez falsamente de un delito y lo metieron a
la cárcel. Aunque se le permitió llevar sus pinceles y sus pinturas, no tenía
forma de obtener un lienzo.
El artista, que era cristiano, pintó sobre el pañuelo lo que creía era
el rostro de Jesús. Después de haber trabajado mucho tiempo diligentemente en
la pintura, pensó que primero se la enseñaría al hombre que le dio el trapo
sucio para que lo usara como lienzo. Cuando el guardia vio la hermosa imagen,
su corazón se conmovió y se le llenaron los ojos de lágrimas. Posteriormente,
la pintura se hizo famosa.
En nuestra maldad, no somos más que “trapos sucios” desprovistos de belleza
espiritual. Sin embargo, el poder del Espíritu Santo de Dios puede cambiarnos y
hacer de nosotros una obra maestra de la gracia divina.
Hace unos cuantos años atrás escuche una canción que decía más o menos
así: “Algo hermoso, hizo el Señor. Todo lo
que traje a él, fueron ruinas y dolor… pero el hizo algo hermoso en mi ser.” Si aún no lo has hecho te invito que ahí
donde te encuentres puedas abrir tu corazón e invitar al Maestro que tome el
control de tu vida; ¡Él hará algo hermoso! Aún hay tiempo….
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a
cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.”
Is.1:18
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