Borglum y sus colaboradores se suspendieron de
cuerdas a una altura de más de 150 metros por encima del valle. Usaron desde
cinceles hasta dinamita para crear los rostros de cinco pisos de altura. Se
necesitaron 14 años para terminar el proyecto.
El
ama de llaves de Borglum a veces iba a visitar el proyecto. Una vez preguntó a
un trabajador: «¿Cómo supo el señor
Borglum que el señor Lincoln estaba en esa roca?» ¿Cómo? Borglum sabía lo que había en la roca
porque vio con su ojo de artista lo que podía crear a partir de la materia
prima con la cual tenía que trabajar.
Y
lo mismo pasa con Dios. Con su ojo artístico ve el potencial en el material
humano menos prometedor y más difícil de todos. Con sus amorosas manos empieza
a hacer de nosotros un monumento a Su genio y Su gracia. Dios «nos amó, aun estando nosotros muertos en
pecados» (Efesios 2:4-5), y nos
dio vida en Cristo. Y te puede hacer a ti cada vez más parecido a Cristo, si te
colocas en sus manos.
NUESTROS BORDES ÁSPEROS DEBEN CINCELARSE
PARA SACAR LA IMAGEN DE CRISTO.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario