“Y vino [Jesús] y
anunció paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca.” Efesios 2:17.
El amargo conflicto había terminado finalmente entre el norte y el sur. Los soldados de la Guerra Civil de los Estados Unidos eran libres de regresar a sus familias. Sin embargo, algunos de ellos permanecieron escondidos en los bosques viviendo de frutillas. O no escucharon que la guerra había terminado, o no lo creyeron, por lo que siguieron soportando condiciones muy malas cuando pudieron haber estado de vuelta en casa.
En la esfera espiritual ocurre algo parecido. Cristo hizo la paz entre
Dios y el hombre al morir en nuestro lugar. Pagó la pena por el pecado en la
cruz. Todo el que acepte su sacrificio será perdonado por un Dios santo.
Lamentablemente, muchas personas se niegan a creer el evangelio y
continúan viviendo como fugitivos espirituales. A veces, hasta los que han
puesto su confianza en Cristo viven casi al mismo nivel. Por ignorancia o por
falta de disposición, no reclaman las promesas de la Palabra de Dios. No
experimentan el gozo y la seguridad que deben acompañar a la salvación. No
sacan de su relación con Dios el consuelo y la paz que Él quiere para sus
hijos. Ellos son los objetos de su amor, cuidado y provisión, pero viven como
si fueran huérfanos.
¿Has estado viviendo apartado del consuelo, el amor y el cuidado de tu
Padre celestial? Ven a casa. ¡Se acabó la guerra! --RWD
LA VICTORIA DE CRISTO SOBRE LA MUERTE
SIGNIFICA PAZ PARA SUS SANTOS.